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miércoles, 14 de noviembre de 2012
LA ATOPIA
La dermatitis atópica canina (DAC) o atopia es una enfermedad alérgica que se manifiesta con lesiones cutáneas inflamatorias que cursan con picor intenso, al que llamamos prurito. Tiene origen genético por lo que hay individuos y razas predispuestas a padecer esta enfermedad. Por ejemplo, es bastante frecuente en perros de pelaje blanco y piel rosada, como los West Highland White Terrier (Westy) y los Bichon Maltés, pero también en razas como el Bull Terrier, el Bóxer, el Golden Retriever, el Dálmata o el Bulldog inglés.
Se trata de una enfermedad muy frecuente, ya que alrededor del 10% de los perros la padecen, y el número va en aumento. No se debe confundir con la dermatitis alérgica a la picadura de pulgas (DAPP) ni con dermatitis alérgica alimentaria (DAA), ya que se manifiestan de forma muy similar, con prurito principalmente.
Después de descartar las enfermedades anteriores podremos pensar en una DAC.
Causas :
Al ser una enfermedad de origen alérgico está provocada por exposición a sustancias del entorno que normalmente son inocuas, a las cuales llamamos alérgenos. La mayoría de atopias están causadas por el contacto con los ácaros del polvo, y con menos frecuencia, por contacto con el polen. Otros alérgenos posibles son: algodón, mohos, restos de piel humana o de otros animales, restos de plumas,…
Los perros afectados tienen alterada la barrera cutánea, por lo que aún es más fácil la entrada de alérgenos al organismo.
Manifestaciones clínicas:
Los síntomas son cutáneos, persistentes cuando el alérgeno se encuentra de forma permanente en el ambiente como en el caso de los ácaros, o estacionales como en el caso del polen. En casos graves el cuadro puede manifestarse todo el año.
Los síntomas aparecen en perros menores de 3 años, y las áreas más afectadas suelen ser el abdomen, las patas (sobretodo a nivel distal) y la cara (alrededor de ojos, labios, y las orejas).
Síntomas:
Prurito de intensidad variable con lamido i/o mordisqueo de las zonas afectadas.
Lesiones cutáneas bien delimitadas (zonas enrojecidas, sin pelo).
Infecciones bacterianas secundarias (costras, pápulas y pústulas).
Otitis externas; son muy frecuentes en estos pacientes (aparecen en el 80% de los casos de atopia) y constituyen el primer motivo de visita al veterinario.
Tratamiento:
La atopia no tiene cura pero si que se puede controlar mediante una terapia combinada basada en:
Reducción de la exposición al alérgeno (mantener la vivienda limpia, evitar el paseo en zonas muy ajardinadas).
Tratamientos tópicos (champús, lociones, etc.)que eliminan el alérgeno de la piel y restauran la barrera cutánea.
Hiposensibilización del individuo con dosis progresivamente mayores del alérgeno.
Fármacos.
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